No me hago ilusiones...


Cuando comenzamos una dieta, son importantes muchos factores como quitar de medio todas las tentaciones, tener siempre preparado un plan B por si no podemos hacer la comida de dieta o estar convencido que quieres hacer dieta. Pero nada de esto vale si tu estado de ánimo no te acompaña en el duro cambio de modo de comer.

Después de bajarme ayer de la báscula, y de decirme a mi misma que yo puedo quitarme estos 30 kilos, me preparé mi desayuno con #BabyInes al 100% en nivel de demanda; ayer fue agotador con ella hasta que conseguí que se echase su siesta de por las mañanas. pero bueno, desayuné mi batido capuccino y fui con una niña en brazos haciendo tareas ( y yo planteándome mirar un gimnasio) Cuando ya estaba todo más o menos organizado, incluso el blog actualizado, se enganchó al pecho y se durmió.

Ese fue el momento de hacer mi comida: ensalada de espinacas crudas con foie y setas a la plancha con quinoa y caviar de algas. La aliñé con una vinagreta de mostaza y soja y listo, no me lo podía creer, las 11:30 y estaba todo mas o menos preparado para la llegada de la prole a comer, me daba tiempo a dar un paseo con la pequeña hasta el mercado y comprar para el fin de semana. Paseo, compra, recoger niños del cole y se fue la mañana casi sin haberme dado cuenta, y sin haber sentido ansiedad, aunque se que esta batalla siempre es más fácil por la mañana.


Niños recogidos, invitado sorpresa a comer... pero la ensalada me había dejado tan buen sabor de boca y tan saciada que no entre en pánico y solventé la situación. Tampoco era plan de empezar a las 3 de la tarde a ya ponerme nerviosa. Quedaba mucha tarde. 

Hay tardes en que los peques no parece que se entretengan con nada y suele coincidir con días de #BabyInes sin ganas de siesta y de  #AdolescenteconPavo con deberes que requieren mi atención... pues ayer los dos últimos estaban en esa situación, pero #BabyPepo y #BabyCoco  entre pinturas, tijeras y un paquete de folios pasaron la tarde sin muchas batallas. Entonces con la bebé en su mantita en la habitación de su hermano, comenzamos a intentar aplicar unas técnicas de estudio, a ver si poco a poco él puede ir usándolas solo y eso le ayuda. 

El caso es que entre unas cosas y otras, técnicas de estudio y meriendas, llegué a la hora de cenar sin ansiedad y respetando las pautas. 

Como dice el titulo no me quiero hacer ilusiones, porque no hay dos días iguales en esta casa, aunque yo firmo porque el 75% sean como el de ayer, y poder mantenerme en mi propósito de cambiar mi cuerpo, mis hábitos y cuidar mi salud.

Sólo quedan 303 días.

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